miércoles, 2 de julio de 2008

La cola del formosano


Dentro de los manuales sexológicos Increíblemente Extraños de la Santa Madre Iglesia, el Disputationes de sancto matrimonii sacramento del jesuita cordobés Tomás Sánchez (1550-1610) fue de los más influyentes.

Sánchez había recogido una documentación prodigiosa, esforzándose por no omitir tipo alguno de pecado relativo al fornicio, resultando de ello una obra de extraordinaria obscenidad (condenada en parte al Índice de Libros Prohibidos) que fue tan venerada por seguidores como nuestro Billuart como mofada por los libertinos más cachondos.

Más curioso aún que el tratado fue tal vez el propio estatuto del padre Sánchez, “Santo Tomás del sexo” cuyo renombre en la Europa barroca haría palidecer a la propia Candace Bushnell y sus homólogas contemporáneas.

Los eruditos y poderosos venían desde muy lejos para confrontar los casos más peliagudos al temible casuisita. El cachondo Mirabeau relata, en su magnífica Erotika Biblion (del que hablaremos sin duda) cómo unos viajeros relataron, siguiendo a Plinio (otro de los nuestros!), expusieron un problema un tanto…singular.

Se decía que los habitantes de Formosa (algún día sabréis más sobre ellos) poseían un apéndice caudal de unos veinte centímetros, situado en el trasero y móvil como la trompa de un elefante. “Uno de estos hombres con cola se acostó entre dos mujeres, una de las cuales, de clítoris considerable, puso éste en posición pederasta (!) metiéndose la cola del insular siete dedos en el vaso legítimo; el insular, afable, se dejó hacer mientras, para ocupar todas sus facultades, gozaba de la otra mujer siguiendo las leyes naturales”…

El Sapientísimo Sánchez diagnosticó que “en el primer caso se trataba de sodomía doble pese a incompleta en sus fines, ya que ni la cola ni el clítoris pudiendo segregar libaciones (!!!), no operan contra las vías de Dios y la voluntad de la Naturaleza. En el segundo se trataba de simple fornicación”.

Constantemente asediado por imágenes libidinosas (deformación profesional, como quien dice), el buen padre bebía sólo agua y evitaba ingerir especie alguna, se sentaba sobre mármol, cambiando de sitio en cuanto sentía calor bajo sus nalgas y levantando siempre los pies a diez centímetros del suelo…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

OLE, OLE Y OLE. ¡QUÉ HISTORIAS MÁS INTERESANTES NOS CUENTAS! ME ENCANTAN TODAS ESAS HISTORIAS, EN SERIO. SIGUE ASÍ. ¿TE IMPORTA QUE COJA ALGUNOS DE LOS PERSONAJES QUE CITAS PARA MI BLOG? SON TAN INTERESANTES Y TAN DESCONOCIDOS. Y EL SEXO VENDE.
POR SUPUESTO PONDRÉ AL GRAN ANTONIO DOMINGUEZ LEYVA (21) COMO REFERENCIA
josean

Anónimo dijo...

Acabamos de leerlo. Estamos conectados por messenger y me lo ha recomendado Joshua. Cuando me ha mencionado los formosanos he alucinado. Qué bueno tío. Hacía tanto que no oía hablar de ellos. Danos más de esto, por favor

Antonio Domínguez Leiva dijo...

Gracias a ambos!
Josa, claro que puedes difundir la Buena Nueva de lo Increíblemente Extraño, para eso está!!
Paco, me alegro que te interesen los formosanos, en algún momento haremos algo sobre la polémica que les rodeó...
Abrazos Extraños!