martes, 8 de abril de 2008

Grabinoulor






Entre los múltiples olvidados de Dadá figura uno de sus fundadores, el extraño Albert-Birot, perpetrador de obras singulares como El hombre cortado en pedazos, drama cómico en 3 actos para Acróbatas Malabaristas y Equilibristas (1921). Su obra más secreta, recientemente redescubierta, fue sin duda el mamotreto erótico-delirante Grabinoulor, totalizando unas 900s páginas en sus 6 libros con sólo 6 signos de puntuación, todos ellos en la página 205 del primer libro ( “la Naturaleza no tiene puntos y aparte así como el día no está separado de la noche ni la vida de la muerte”… ).

Albert le dedicó una hora al día durante cuarenta años y lo fue publicando espasmódicamente, de 1921 a 1933 y luego a 1964… lo cual, siguiendo la progresión establecida, indica que la siguiente podría esperarnos en 2044, algo muy probable teniendo en cuenta lo siguiente.

Cuando Grabinoulor, “el hombre más feliz del mundo”, tratando de restaurar el equilibrio de las paralelas en su mobiliario desplaza una estatuilla de su cuarto termina dándole un vuelco a nuestro pequeño planeta. Lo cual no tiene porqué extrañarnos, ya que su poesía le sirve para aplastar gráficamente a un gramático o se transforma en labios, penes, senos y culos que van transitando por los distintos planos del pasado y del futuro, los cuales, evidentemente son “una misma cosa” (buen koan Dadá-zen).

Sin abandonar su habitación el lúbrico Grabinoulor roba las formas y sonrisas de las bañistas, copula con su legítima mientras pasea por las calles, se pregunta cual es la influencia de las colas de los peces sobre el mar, transita por el Imperio de los Muertos, va a echarse una meada, desbarata todas las formas de gobierno “haciendo bonitas formas geométricas con ellas pero entonces una banda militar pasó por allí y todas las formas la siguieron Grabinoulor trató de traerlas de vuelta pero las perdió en la multitud y dijo hombres llenos de las alegrías primaverales jugando a quien llegaría primero y el primero que llegó primero devino el centro del amor y podías ver todos los corazones corriendo y saltando con él y cuando acabó su cometido los corazones volvieron a sus sitios alrededor de la arena… y Grabinoulor vio una chica con ojos bonitos y entonces volvió atrás al año pasado donde le perdimos de vista…”

Ya os hacéis una idea.

Cruce de una confusa orgía entre Joyce, Tzara y Carroll (entre los concurrentes más reconocibles), Grabi ha seguido onanizando el planeta en el olvido de su cuarto durante casi un siglo.

Y ahora, con las reediciones francesa e inglesa tal vez el planeta se entere.

Cuidado con esos falos poéticos.

Uno nunca sabe dónde pueden acabar.

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